La historia de Agua del Toro comienza el 3 de octubre de 1965 cuando el entonces presidente de la Nación, Arturo Umberto Illia, colocó la piedra fundamental, marcando el inicio de su construcción.
Testigos de esa ceremonia fueron el vicepresidente de la Nación, Carlos H. Perette; el ministro de Defensa Leopoldo Suárez; el presidente de Agua y Energía de la Nación, Conrado Storani; el entonces gobernador de Mendoza, Francisco Gabrielli y otros funcionarios nacionales y provinciales.
Las obras se iniciaron en el verano de 1967 con la construcción del barrio para el personal de Agua y Energía, las viviendas para los obreros, los caminos de acceso al lugar donde se emplazaría la presa, la central hidroeléctrica y todo lo necesario para la permanencia de miles de personas en un lugar ubicado a más de 100 kilómetros de San Rafael.
Así empezaron a trabajar decenas de máquinas en las tareas de excavación, las secciones de carpintería y armadoras de hierro, entre otras, en el lugar donde estaban proyectadas las principales construcciones. Paralelamente se iniciaron las tareas de la futura central hidroeléctrica unos cuatro kilómetros aguas abajo de la presa, que una vez en funcionamiento contaría con una potencia instalada de 130 mil kilovatios, mientras su generación estaría en el orden de los 316 millones de kilovatios por hora anuales.
Más de 3.000 personas se movían en ese entramado alrededor de la gigantesca presa de doble curvatura, la única de ese tipo en Sudamérica en esa época. Adosado al edificio de la central se encontraba el canal de fuga, que permite restituir el agua turbinada al cauce del río. Como parte integrante del mismo edificio se encontraba la zona de transformadores en la cual se disponían dos principales, uno para cada máquina.
Transcurridos más de 15 años desde que comenzaron las obras de la presa hasta llegar a la cúspide de más de 100 metros de altura, el dique Agua del Toro fue inaugurado el 26 de noviembre de 1982 con la presencia del secretario de Estado de Energía de la Nación Alieto Guadagni; el entonces gobernador de facto de la provincia, Bonifacio Cejuela; el subsecretario de Energía Hidroeléctrica y Térmica , Fulvio Fornasari; el presidente del Directorio de Agua y Energía, Héctor Arturo Pérez Pesce y otras autoridades.
El objetivo de aprovechar la energía de los saltos del río y aumentar la superficie de riego en unas 90.000 hectáreas, como parte del aprovechamiento del curso medio del Río Diamante, empezaba a cumplirse.
El espejo de agua abarca 3.790 kilómetros cuadrados y es alimentado con un caudal medio de 36 metros cúbicos por segundo. La presa es una bóveda simétrica de doble curvatura de hormigón simple, cuya intersección con planos horizontales genera arcos circulares de espesor variable, se empotra directamente en la roca en la totalidad de su desarrollo, y soporta compresiones máximas de hasta 68 kilos por centímetro cuadrado.