Con su sangre, España nos ha dado levadura de pueblo. Porque si bien nuestra historia fué políticamente subsidiaria de la suya, después del pronunciamiento de Mayo, otras razones mucho más poderosas nos siguen vinculando a su destino. La herencia de una lengua y una raza han sellado esta unidad indivisible y la madre patria ha seguido atentamente la orgullosa ascensión de sus hijos, prodigando sus fuentes espirituales en esta ventura fundadora que prolonga su eminencia geográfica sobre el. Atlántico inmutable.
¿Cuántos españoles tendieron hacia aquí su mirada, antecediendo el paso por estas tierras de adopción? El país era grande, más grande que ahora, porque había menos brazos para trabajarlo. Se necesitaba decisión, experiencia y temple. Así fueron llegando muchos hombres, silenciosos y austeros, para agregarse al porvenir de este suelo, joven y ávido de grandeza.
Poco nos costará adivinar el rostro de ese muchacho que siendo casi un niño tocaba puerto de Buenos Aires.
Dieciséis años tenía a su arribo al país y pronto entró a trabajar en la Capital como viajante de la casa de calzado más importante de sudamérica. En plena adolescencia, demostraba dotes excepcionales que fueron destacándolo hasta el punto de ganar, algunos años después, nada menos que la gerencia de esa casa comercial. Veintidós años, apenas, decían bien a las claras el generoso horizonte que la Argentina declaraba para el joven Daniel Bustelo.
Y en sus viajes llegó a enamorarse de la tierra mendocina. Le cobró afición, palpó su espléndido futuro. Compró campos en la provincia y en otro orden de actividades, llegó a ser el único proveedor de leña y carbón del entonces Ferrocarril Pacífico. Y como signo determinante de su arraigo, estableció con su hermano Angel la sociedad que pronto adquirió un gran volumen comercial.
Fue en enero de 1914 cuando llegó a San Rafael con su familia, "por tres meses", permanencia que se prolongó indefinidamente. Aquí se volvía a revelar la atracción poderosa y cautivante de esta tierra en la que don Daniel Bustelo depositaba los afanes de cada nueva empresa. Fincas, bodegas, propiedades, premiaban su esfuerzo constante y decidido y hasta aquéllas iniciativas desconocidas por entonces, lo fueron destacando y convirtiendo en un experto animador.
Surgió así su exitosa incursión en la vitivinicultura, cuando, con Domingo Tomba, alquilaron la bodega "La Nora", punto de partida de su gran prestigio industrial en esta especialización.
La Cámara de Comercio tuvo, en 1919, no sólo el honor de contarlo entre sus creadores, sino, además, el de que ocupara la primera presidencia de la institución. Huelga señalar en una vida tan pareja de espíritu y actividad, el valor de su presencia entre las voluntades organizadoras de la Cámara, a la que estuvo ligado largo tiempo.
Vino por fin, en plena madurez de su vida, la más ambiciosa y fecunda realización, adquiriendo diez mil hectáreas en Colonia Elena. Trajo cien familias europeas y llevó a cabo un plan de colonización con esfuerzo y forma.
Checoeslovacos, lituanos, hombres de remotos países, anclaron, así, para dar hijos a esta patria. Se abrieron calles y canales; la prosperidad se aquerenció. Pero esto no fue todo, por desgracia, y aquí es cuando la vida, a quien no es posible sentenciar en ningún tribunal, transfirió sus bondades al injusto reverso de la medalla.
Don Daniel había hecho una posición brillante a base de trabajo. Su herramienta era la voluntad, su norte la honradez. Mas, toda esa posición que supo conquistar su virtud, se precipitó angustiosamente. La adversidad deshizo, entonces, la perseverancia de toda su vida y aún, su salud quebrantada, lo sometía a una permanente inhibición. Pero Daniel Bustelo afirmaba su temple, dirigiendo a pesar de todo, y desde su hogar, nuevas iniciativas que restauraron siquiera en parte los antiguos bienes.
Ejemplo de laboriosidad y rectitud, legó, pues, a sus hijos, más que la variable significación de una riqueza económica, el auténtico lauro de su apellido. San Rafael retiene esta figura y la participa de su justa grandeza, alzando las señales de su emocionado homenaje.
