¿Cómo era San Rafael en diciembre de 1906? Una tierra rodeada de algarrobos y chañares y muy pocas hectáreas cultivadas, aunque la llegada del ferrocarril el 8 de noviembre de 1903 le había dado un gran impulso a la agricultura y la ganadería locales. El 13 de diciembre de ese año nació don Ricardo Alfredo Sardi, uno de los pioneros del distrito El Cerrito y notable hacedor de la industria vitivinícola junto a otros pioneros de esa industria que llegó a ser la más poderosa de la provincia.
Don Ricardo provenía de una tradicional familia instalada en el citado distrito, llegado antes del siglo XX a nuestro medio desde la Italia natal, dando origen a un emporio agrícola que aún hoy es motivo de orgullo para los sanrafaelinos. Siendo niño, Ricardo sufre la vicisitud que impuso la muerte de su padre, Ernesto Sardi, quedando con su madre de 36 años y sus hermanos Ernestina, Atilio, Humberto, Anita, Victoria, Ricardo y Olga. Por esos años Atilio estaba en Italia estudiando enología en la “Scuola Enológica Di Conegliano”, y al finalizar su cometido al año siguiente retorna para ayudar a su madre, la que tras quedar viuda atravesaba una delicada situación económica. El joven comienza a ejercer su profesión de enólogo en la bodega de don Luis Tirasso, la más grande de San Rafael en esos años.
En 1920, cuando Ricardo tiene 14 años, viaja a Italia para seguir los pasos de Atilio estudiando en la misma ”Scuola”. Tras seis años de internado regresa a San Rafael como licenciado en Enología, trayendo en sus alforjas y sueños juveniles una gran cultura y un carácter que le permitió granjearse la amistad y el reconocimiento a través de los años.
Se incorpora a la bodega familiar, y su visión de negocios y su laborioso proceder hacen que en tan solo 12 años inaugure su propia bodega, la que mantuvo desde 1938 hasta su muerte. No conforme con ello, plantaba vides y frutales y expandía ese crecimiento social y económico basado en toda una vida de lucha tesonera.
En 1944 don Ricardo contrae matrimonio con Irene Ponte, una joven maestra hija de un conocido comerciante de la zona, don Florencio Ponte, quien había sido gerente del Banco de Mendoza y presidente del Concejo Deliberante local.
De esa unión nacieron tres hijas: Elsa María, Irene Alicia y Silvana Beatriz. Paralelamente, este empresario y agricultor visionario sumó nueva tecnología a su establecimiento y amplió la capacidad de su vasija vinaria llevándola a 3.800.000 litros.
La década del sesenta trajo la reorganización societaria, de modo tal que en 1968 adopta la forma de sociedad anónima para su empresa familiar bajo la razón social de Ricardo A. Sardi S.A.
La fuerte personalidad de don Ricardo, su carisma y su conocimiento para entender la realidad que lo rodeaba, lo instaló en un ámbito de lucha empresaria y social que le permitió integrar diversas instituciones como la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura, de la que fue su vicepresidente primero en el periodo 1964-1965, fue socio fundador del San Rafael Tenis Club, del Hospital Español del Sur Mendocino, del Banco Hispano Ítalo Libanés, como asimismo fue uno de los Consejeros del Departamento General de Irrigación, un organismo clave para el desarrollo agrícola de Mendoza.
Sería imposible resumir en tan poco espacio la vida y obra de don Ricardo Sardi, uno de los tantos hombres que honró San Rafael y que a pesar de haber fallecido hace 10 años, aún es recordado en muchos ámbitos de la realidad sanrafaelina, dejando un recuerdo imborrable en familiares y amigos.